Lengua BATX1
lunes, 10 de junio de 2013
viernes, 7 de junio de 2013
El conocimiento líquido
En nuestra vida diaria aprendemos muchas cosas, no sólo en la escuela, el conocimiento es líquido y al aprender una cosa puede llegarnos a conducir a aprender otras cosas. Un ejemplo muy simple, es el de un niño con un mechero, sus padres, le dirán que es malo y peligroso, y así repetitivamente hasta que finalmente el niño haya adquirido el conocimiento de que "el mechero es malo", cuando crecemos y aprendemos más sobre el fuego y los efectos que causa en la propia piel o fuera de ella, y sabemos que sigue siendo algo malo, aunque no supiésemos el porqué.
El lenguaje no educable, el lenguaje táctil o visual, es otra de las cosas que deriva de nuestro conocimiento, el uso del lenguaje visual, en los deportes por ejemplo, un movimiento de manos, un signo con los dedos, es algo que aprendemos y conocemos de nuestro entorno que más tarde usamos en nuestra propia vida.
En conclusión, el conocimiento global, o mejor dicho, el conocimiento no-adquirido en la escuela, abarca una gran parte de nuestro conocimiento, más de lo que creemos. Si nos hablasen de muchos temas diferentes y nos pregunten: ¿cómo lo sabemos?, contestaríamos con una chorrada o no sabríamos responder, porque es algo que hemos aprendido de nuestro entorno.
El lenguaje no educable, el lenguaje táctil o visual, es otra de las cosas que deriva de nuestro conocimiento, el uso del lenguaje visual, en los deportes por ejemplo, un movimiento de manos, un signo con los dedos, es algo que aprendemos y conocemos de nuestro entorno que más tarde usamos en nuestra propia vida.
En conclusión, el conocimiento global, o mejor dicho, el conocimiento no-adquirido en la escuela, abarca una gran parte de nuestro conocimiento, más de lo que creemos. Si nos hablasen de muchos temas diferentes y nos pregunten: ¿cómo lo sabemos?, contestaríamos con una chorrada o no sabríamos responder, porque es algo que hemos aprendido de nuestro entorno.
sábado, 1 de junio de 2013
El valor del fracaso
En nuestra vida, tomamos muchas decisiones, desde que nacemos sabemos tomar decisiones, el ejemplo más simple es de un bebé que no quiere comer más porque no tiene hambre, una decisión que conlleva a un resultado diferente del que habría pasado si hubiésemos decidido seguir comiendo. Las decisiones que tomamos se van complicando a medida que crecemos y nuestra responsabilidad es más grande. Actualmente, nosotros estudiamos por nuestra propia decisión, para poder llegar a tomar una decisión en un futuro y así continuamente. Solemos tomar decisiones para poder tomar otras decisiones en el futuro. En el futuro tendremos que tomar decisiones aun más importantes sobre nuestro trabajo, estudio o familia, en este punto, es cuando nos solemos echar atrás e intentar continuar con lo que tenemos actualmente, por el miedo a fracasar.
Querer crecer y tener una ambición, por muy absurda que parezca, no es malo, al contrario es bueno. El ser humano ha evolucionado gracias a su ambición infinita, los que se atreven a mejorar y crecer, también llamados emprendedores, son los que de verdad crean una novedad y cambian el mundo. Muchos de nosotros tenemos ambiciones para ganar más dinero, pero el dinero no puede comprar lo más importante que necesitamos para emprender: la idea. Una idea magnífica, es fruto de investigación, estudio, compromiso y muchísimo esfuerzo. Con esa idea, puedes crear una base para empezar tu proyecto, en el que no solo construyes tu futuro, si no que también crear una inspiración en el futuro de otras personas.
Por otro lado, el ser humano es una persona que por culpa de sus ideas "locas" ha llegado muchas veces al fracaso, arriesgar todo en un proyecto, gastar tu valioso tiempo en algo que no está al alcance de tus manos y no recibir nada a cambio. Este grupo, las personas que no quieren decidir, que no quieren cambiar, que prefieren conformarse con lo que tienen, es la mayoría de nuestra sociedad.
Pero hay muchísimos ejemplos de personas que gracias a sus ideas locas han conseguido llegar a su meta, han conseguido cambiar su vida, y la de miles o millones de personas. ¿Era loco la persona que apostó la tecnología táctil? ¿Era loco la persona que unió a millones de personas a través de datos invisible, que si tuviésemos que comprimirlo físicamente tendría el tamaño de una fresa? No lo eran.
Las personas locas que han conseguido llegar a sus metas no son personas con suerte, ni personas que tienen más recursos que tú, son gente que quizás han estado más cerca de tus metas (o más lejos) pero que no se han rendido, y se han esforzado, caído, levantado siempre, hasta llegar a tus metas soñadas. Caer en el intento no es un fracaso. Un fracasado es aquel que se rinde en el camino.
Querer crecer y tener una ambición, por muy absurda que parezca, no es malo, al contrario es bueno. El ser humano ha evolucionado gracias a su ambición infinita, los que se atreven a mejorar y crecer, también llamados emprendedores, son los que de verdad crean una novedad y cambian el mundo. Muchos de nosotros tenemos ambiciones para ganar más dinero, pero el dinero no puede comprar lo más importante que necesitamos para emprender: la idea. Una idea magnífica, es fruto de investigación, estudio, compromiso y muchísimo esfuerzo. Con esa idea, puedes crear una base para empezar tu proyecto, en el que no solo construyes tu futuro, si no que también crear una inspiración en el futuro de otras personas.
Por otro lado, el ser humano es una persona que por culpa de sus ideas "locas" ha llegado muchas veces al fracaso, arriesgar todo en un proyecto, gastar tu valioso tiempo en algo que no está al alcance de tus manos y no recibir nada a cambio. Este grupo, las personas que no quieren decidir, que no quieren cambiar, que prefieren conformarse con lo que tienen, es la mayoría de nuestra sociedad.
Pero hay muchísimos ejemplos de personas que gracias a sus ideas locas han conseguido llegar a su meta, han conseguido cambiar su vida, y la de miles o millones de personas. ¿Era loco la persona que apostó la tecnología táctil? ¿Era loco la persona que unió a millones de personas a través de datos invisible, que si tuviésemos que comprimirlo físicamente tendría el tamaño de una fresa? No lo eran.
Las personas locas que han conseguido llegar a sus metas no son personas con suerte, ni personas que tienen más recursos que tú, son gente que quizás han estado más cerca de tus metas (o más lejos) pero que no se han rendido, y se han esforzado, caído, levantado siempre, hasta llegar a tus metas soñadas. Caer en el intento no es un fracaso. Un fracasado es aquel que se rinde en el camino.
lunes, 29 de abril de 2013
Esferas y Calderón
Pocos autores han intentado penetrar en el misterio de la creación con tanta intensidad como Calderón. Sólo Goethe, en su Fausto, se sintió hermanado en ese entusiasmo por profundizar en «filosofía, jurisprudencia, medicina y hasta teología»
«El sol, según su antiguo hábito, toma parte en el
alternado canto de las esferas, y su camino termina con el estampido del
trueno».
Toda
la obra de Calderón traduce esa doble faz de sereno «canto de las esferas» y
agresivo «estampido del trueno». Como un mundo abreviado, registra la compleja
situación del hombre barroco que se debate entre el humanismo todavía muy vivo
que le otorgaba una posición privilegiada en el universo y el racionalismo más
ordenador que trataba de relegarlo a una situación muy secundaria dentro del
cosmos.
«El sol, según su antiguo hábito, toma parte en el
alternado canto de las esferas, y su camino termina con el estampido del
trueno».
Toda
la obra de Calderón traduce esa doble faz de sereno «canto de las esferas» y
agresivo «estampido del trueno». Como un mundo abreviado, registra la compleja
situación del hombre barroco que se debate entre el humanismo todavía muy vivo
que le otorgaba una posición privilegiada en el universo y el racionalismo más
ordenador que trataba de relegarlo a una situación muy secundaria dentro del
cosmos.
«El sol, según su antiguo hábito, toma parte en el
alternado canto de las esferas, y su camino termina con el estampido del
trueno».
Toda
la obra de Calderón traduce esa doble faz de sereno «canto de las esferas» y
agresivo «estampido del trueno». Como un mundo abreviado, registra la compleja
situación del hombre barroco que se debate entre el humanismo todavía muy vivo
que le otorgaba una posición privilegiada en el universo y el racionalismo más
ordenador que trataba de relegarlo a una situación muy secundaria dentro del
cosmos.
Si tuviésemos que relacionar
su obra con la pintura de la época, a la que tanto debe (desde Pereda a
Velázquez y Zurbarán), el ejemplo más completo sería el Greco. Su composición El
entierro del conde de Orgaz, con sus diferentes planos espaciales y
las correspondencias geométricas, puede resumir el arte de Calderón, entre el
orden y el ansia de infinitud.
Si tuviésemos que relacionar
su obra con la pintura de la época, a la que tanto debe (desde Pereda a
Velázquez y Zurbarán), el ejemplo más completo sería el Greco. Su composición El
entierro del conde de Orgaz, con sus diferentes planos espaciales y
las correspondencias geométricas, puede resumir el arte de Calderón, entre el
orden y el ansia de infinitud.
Calderón, como hizo con la
mayor parte de sus temas, no tuvo que inventarse nada. Sólo necesitó observar,
reflexionar y fundir cultura y vida para desarrollar de una nueva manera, totalmente
original, la trama ya conocida. El misterio de cada día, el arcano de la existencia y el secreto de la
naturaleza constituyen la verdadera fábula de cualquier obra por encima de
argumento o acción. No
importa el género de que se trate, porque lo mismo comedia, drama que auto o
incluso entremés, todo lleva el sello de la dualidad inmanente del ser. En último término, sus
personajes, los más logrados como Segismundo, hombres siempre llenos de
humanidad, de acuerdo con el nuevo modelo de héroe moderno, viven para
encontrar su ideal.
El mundo, como máquina
perfecta, había dejado de ocupar el centro del universo; el hombre quedaba
relegado de su posición de privilegio dentro del cosmos y tenía que abandonar
su situación estable mantenida durante siglos para aceptar un lugar secundario
dentro de él.
En las teorías de Kepler,se puede hallar,un paralelismo con la teoría
literaria de Calderón. En el Prodomus , Kepler adaptó las formulaciones copernicanas para ajustarlas a una
interpretación matemática del mundo. Para él, el mundo
era una imagen y reflejo de la esencia divina y había sido creado por Dios
desde la eternidad, y para crearlo había elegido las formas geométricas
perfectas. En cuanto criatura divina, el mundo no podía tener otra forma que la
esfera por ser el más perfecto de los modelos geométricos. El sol, como imagen
de Dios Padre, sólo podía ocupar una posición privilegiada y a su alrededor
giraban cinco planetas, inscritos cada uno, a su vez, en su esfera respectiva.
Con explicaciones matemáticas fundamentaba las relaciones entre unas y otras
esferas.
Calderón no despreció ninguno
de estos conocimientos,todos los fenómenos
extraordinarios y los misterios ocultos de la naturaleza fueron objeto de
interés por muchos escritores, algunos de ellos jesuitas.
Pero, junto al estudio de los
astros, objeto de gran interés científico, se desarrollaba paralelamente la
astrología en cuanto forma de interpretar las conexiones entre los movimientos
de los astros y los de las vidas de cada hombre.
Pero la larga tradición pesaba
demasiado para poder dar fin a esos intereses astrales. Tratados como La
esfera del mundo, del inglés Juan de Sacrobosco (del siglo xiii aunque impreso por primera vez en
Ferrara, 1472), había sido estudiado y comentado en España durante más de un
siglo, lo que había permitido difundir los sistemas astronómicos de los
pitagóricos y de los egipcios. Este tratado ofrece gran
interés por su atención preferente al sol y su interpretación como imagen de la
divinidad y por la defensa incondicional del libre albedrío
sobre todas las acciones de los astros. Hay una verdadera obsesión en el tratado por considerar
el astro como la mejor forma de reproducir la figura de la divinidad, mientras
que su opuesta, la luna, se entendía como la imagen de lo negativo, en cuanto
se relacionaba con los eclipses y las variaciones naturales
Calderón no estuvo ajeno a los
cambios científicos ni a las preocupaciones geográficas, cosmográficas ni
astronómicas . Son muchas las obras que plantean el conflicto a partir de un
horóscopo o que ensayan la composición del mundo en los cuatro continentes, o
incluso que describen las estaciones y las horas (en el teatro sacramental), pero lo más importante es que el concepto incluido en el título de
Ginés de Rocamora (astrólogo citado, junto a Porta, en El
astrólogo fingido), La esfera del universo , no se reduce sólo
a una idea sino que responde a una realidad cotidiana bien conocida para el
autor en cuanto que era un elemento común en las decoraciones, en la pintura y
entre los objetos de palacio, lugar frecuentado por el dramaturgo de la Corte.
Asimismo, la serie de tapices Las
esferas (hacia 1530),
entre las que destacanHércules
sosteniendo la esfera celeste, La Tierra amparada por Júpiter y Juno y Atlas
sostiene la esfera armilar, imponían todo un espectáculo en donde
se entrelazaba la ciencia, el mito, la realidad y la metáfora. También la librería del
Alcázar proporcionó valiosos testimonios sobre el interés de los Austrias por la geografía, la
cosmografía, la arquitectura y la astrología. En el inventario hecho en la época de Carlos II, se
registró una edición en español del Atlas Mayor, de Johannes Blaeu, en
cinco volúmenes, uno de los más importantes del momento, y la propia librería
contaba con gran cantidad de libros de estas materias.
Asimismo entre las imágenes de la monarquía austríaca era
muy frecuente ver la figura de Felipe IV sentado sobre el globo del mundo (que a su vez
estaba sostenido por Neptuno), en claro símbolo de dominación, y en su escudo el globo terráqueo se
muestra sólo debajo de la imagen de la Eucaristía, en clara alegoría de la
superioridad de los valores religiosos que tenía la monarquía.
De
todo ese variado conglomerado científico, artístico y emblemático surge el
valor de la esfera en Calderón. Valor que se manifiesta en dos sentidos; por
una parte, en hacer de esos símbolos del mundo un objeto real para utilizarlos
en la escenografía; por otra, en tomar la esfera como base de una concepción
del mundo perfecta y desarrollar su arquitectura dramática en función de los
componentes de esa esfera, en función de las bóvedas.
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